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sábado, 31 de marzo de 2012

TOKIO BLUES (HARUKI MURAKAMI)

En Tokio Blues Haruki Murakami nos presenta la historia de Toru Watanabe, un ejecutivo japonés que, al escuchar en un aeropuerto una canción de los Beatles, se retrotrae a su juventud universitaria vivida en el turbulento Tokio de finales de los setenta.

De esta forma Watanabe recuerda la figura de Naoko, con la que mantuvo una extraña relación tras el suicidio de su novio Kizuzi, a la sazón el mejor y único amigo de Watanabe durante su adolescencia.

En un principio esta trágica muerte aleja a Naoko de Watanabe pero en la universidad mantienen una relación que se hace cada vez más íntima y extraña al mismo tiempo, hasta que Naoko es internada en un sanatorio en las montañas como consecuencia de la inestabilidad mental que padece desde el suicidio de su novio.

Durante ese tiempo Watanabe vivirá sus años de estudiante universitario y conocerá el sexo esporádico y a Midori, una atractiva y enigmática joven de la que terminará enamorándose. Esta situación sumirá a Watanabe en un mar de dudas existenciales y al mismo tiempo le hará enfrentarse a sus temores.

Hasta que escribió esta obra Murakami no había vendido más de 100.000 ejemplares. De Tokio Blues se vendieron cuatro millones convirtiéndose en un Best Seller. Según el propio autor este libro fue un experimento ya que se trata de una incursión en la literatura realista, la cual dice aburrirle, teniendo predilección por el mundo de la fantasía, que caracteriza el resto de sus obras.

Este ha sido mi primer acercamiento a Murakami aunque, como he dicho, Tokio Blues es una excepción dentro de su obra por lo que tendré que leer otros libros para poder tener una opinión fundada.

Dejando al margen esta cuestión, el libro me ha gustado. Ahonda en las descripciones detalladas, aunque ello puede ir en detrimento del ritmo narrativo. Asimismo invita a reflexionar sobre el proceso de maduración del ser humano y su forma de enfrentarse a cuestiones como el amor, el sexo, la muerte o la pérdida. Los personajes son complejos y llenos de matices lo cual los hace muy interesantes.

Como todo buen blues, el libro nos remueve las entrañas a través de una historia triste pero recubierta a la vez de una gran belleza sensitiva, dejando en nuestra pituitaria un sabor agridulce, que entristece y reconforta al mismo tiempo.

Dejo unos pasajes del libro que me han llamado especialmente la atención: 

“Alcé la cabeza, contemplé las nubes oscuras que cubrían el Mar del Norte, pensé en la infinidad de cosas que había perdido en el curso de mi vida. Pensé en el tiempo perdido, en las personas que habían muerto, en las que me habían abandonado, en los sentimientos que jamás volverían”.

“Cada vez que oía este crujido seco sentía compasión por Naoko. No era mi brazo lo que ella buscaba sino el brazo de alguien. No era mi calor lo que ella necesitaba sino el calor de alguien. Entonces sentía algo rayano e la culpabilidad por ser yo ese alguien”. 




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